por Sergio González
El 28 de junio de 1969, se constituyó en un hito para el colectivo LGBTIQ+ a nivel mundial. Los hechos producidos en clave de revuelta aquella noche en el StoneWall Inn de New York, que tuvieron como protagonistas a integrantes del colectivo resistiendo frente a la policía, sentaron las bases para la conformación de un nuevo movimiento político y social. Años más tarde comenzaría a estructurarse el movimiento de liberación de las disidencias sexuales.
Es necesario reconocer que, previo a StoneWall, ya existían en Estados Unidos antecedentes de otros eventos que significaron la puesta en el espacio público de la disconformidad por parte de las personas LGBTIQ+ frente a las normas hegemónicas del género y la sexualidad. Estos hechos pueden consultarse en el trabajo de Susan Stryker, “Historia de lo trans: las raíces de la revolución de hoy”, publicado en 2017.
No es la intensión realizar un desarrollo histórico acerca del colectivo LGBTIQ+ en tanto actor político, ni tampoco reconstruir en algunas líneas las diversas prácticas que el Estado y sus instituciones desplegaron para la normalización y sanción de nuestros cuerpos e identidades. En estas líneas planteo algunos puntos para reflexionar sobre la pregunta/ título del artículo.