por Sergio Daniel González
“No se puede corregir a la naturaleza, palo que nace dobla’o jamás su tronco endereza” El Gran Varón – Willie Colón (1989)
Para iniciar este texto, me resonaba en la cabeza la canción que cito como epígrafe, presente además en mi memoria como parte del repertorio escuchado en algunas reuniones familiares en mi infancia. El Gran Varón se popularizó en 1989, habla de Simón, unx disidente sexual que emigra para poder llevar a cabo una transición de género frente al rechazo de su familia. Su padre, es el otro protagonista de esta historia. Habría sido una de las primeras canciones en español en hacer referencia al VIH/SIDA.
En sus versos finales señala: “No te quejes Andrés, no te quejes por nada… Si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada”, y tomo este fragmento para una analogía. Pienso que Andrés podría encarnar el cisheteropatriarcado, ejerciendo el rol disciplinador que detenta en nuestra sociedad. Inclusive la letra señala respecto a Simón: “Fue criado como los demás, con mano dura, con severidad, nunca opinó (…) Óyelo bien, tendrás que ser el gran varón”. Esto da cuenta de los mandatos sociales que debemos cumplir en este orden. Pero, lejos de aceptar lo que le toca, el cisheteropatriarcado, nos expuso y expone a una serie de dispositivos cuyo horizonte es la normalización de nuestras prácticas, lo que incluye la corrección de las desviaciones del camino demarcado. A partir de este punto es que me gustaría reflexionar sobre algunas cuestiones.